THE BIG SHORT (LA GRAN APUESTA)

Es posiblemente la película del año, no sé si la mejor, pero desde luego, la que todos necesitamos ver. La gran apuesta nos explica el colapso que sufrió el sistema financiero norteamericano, y como un grupo reducido de personas, mientras todo el mundo disfrutaba de una gran fiesta, pudieron prever el estallido de la burbuja inmobiliaria, beneficiándose de ello de un modo u otro, apostando contra el mercado inmobiliario de EEUU.

Las geniales interpretaciones de Steve Carell, Ryan Gosling, Brad Pitt, y especialmente de Christian Bale, nos ayudan a comprender, por qué todo se fue a la mierda, y qué mejor definición que la que utiliza Steve Carell: Si me encontrara en un cóctel y alguien me preguntara de qué va la película, diría: ¿Recuerdas cuando las hipotecas de alto riesgo se fueron a la ruina y todas esas compañías quebraron y ni una sola persona fue a la cárcel? ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cómo estalló todo? ¿Y que luego llegó el gobierno y los rescató a todos y todo pareció estar bien? Pues sobre esto trata este filme. Es una película de miedo y es mucho más aterradora de lo que acabo de contar”.

Para comprender la película por eso, es necesario analizar conceptos, no sencillos para los no economistas, ya que como bien dice un personaje en la película: “Wall Street ama usar términos confusos para hacerte pensar que solo ellos pueden hacer lo que hacen y para que usted no los moleste”. Este es el caso de las referidas hipotecas de riesgo, hipotecas subprime. Se trata de créditos hipotecarios concedidos a ciudadanos con rentas bajas, o que en general no cumplen las normas mínimas de riesgo, a cambio de unos intereses más altos que los que ofrece el mercado convencional. Estos activos eran tóxicos y alcanzaron a las clases más desfavorecidas.

La facilidad para obtener un crédito hipotecario produjo el crecimiento de la especulación y del precio de las hipotecas, que tuvo efecto en el valor de las viviendas, lo que produjo la burbuja.

En ese momento, la mayoría de los bancos empaquetaban créditos e hipotecas para ofrecerlos al mercado de inversión en forma de instrumentos que otorgaban altos rendimientos con bajas ponderaciones de riesgo, creando lo que se llama obligaciones de deuda garantizada.

 

El uso de estas obligaciones consintieron en que muchos bancos se enriquecieran, así como las entidades prestamistas, los grandes brókeres, los inversores y una diversidad de agencias de crédito; mientras que los americanos se compraban casas a condiciones favorables que nunca imaginaron; pero desgraciadamente, al no estar sustentadas las obligaciones de deuda con verdaderos activos, no pudieron seguir sosteniéndose.

 

Estas variaciones de productos financieros se convirtieron en armas de destrucción masiva, no reguladas, que los bancos repartieron por todo el mundo a inversionistas, empresas y fondos de pensiones. Algunos bancos de inversión llegaron a invertir en coberturas de riesgos crediticios, apostando por que las inversiones que ellos mismos vendían iban a fallar, con la intención explícita de, en un futuro, ir en contra de sus clientes, produciendo un fraude sin precedentes.

Cuando la burbuja estalló, y la gente dejó de pagar sus hipotecas se produjo un “default” (Deuda no pagada) que ocasionaron grandes pérdidas a los bancos de inversión que estaban llenos de esos activos tóxicos, millones de personas perdieron sus viviendas, sus trabajos, sus ahorros, y los préstamos desaparecieron. Seguro que les suena todo esto…

Tal y como dice el personaje interpretado por Carell al final de la película en pleno 2008: “solo sé que al final del día la gente normal es la que va a tener que pagar por todo esto, porque siempre, siempre lo hacen. Presiento que en unos años la gente hará lo que siempre hace cuando la economía falla. Culpar a los inmigrantes y a los pobres”.